martes, 25 de enero de 2011

UN TÁBANO NECESARIO

GERMÁN PALOMO GARCÍA

El informe del noticiero de televisión CM& sobre el despilfarro de las regalías en el Huila debe tomarse como ese molesto insecto que genera reacción en los animales. En primer lugar, debiera concitar el interés de los gremios que resultaron también salpicados en el tema de la pobreza pues esta no se va a solucionar con las regalías sino con el fortalecimiento del aparato productivo para reducir la informalidad y el desempleo; en ambos indicadores, tenemos que mejorar significativamente. La gestión pública, con regalías o sin ellas, debe operar en un contexto de eficiencia y eficacia, factores de medición del ranking departamental que realiza Planeación Nacional. Las inversiones convertidas en “elefantes blancos” en Gigante y Rivera carecieron de fallas en los estudios técnicos y de un plan de traslado de los vendedores, que hoy exige el gobierno nacional para otorgar recursos a proyectos que impliquen nuevas ubicaciones de actividades ya existentes, además de un pobre acompañamiento de las administraciones locales. En el caso de San Agustín, el proyecto de parque recreacional se inició sin los recursos totales exigidos conscientes de ser apenas una realización parcial, como ha ocurrido con muchos proyectos promovidos por las comunidades lo que lleva a los gobernantes a responderles de esta manera.
Esto tiene que cambiar. El desempeño no puede circunscribirse al uso de las regalías sino a toda la gestión territorial, es decir, comprometiendo a departamento, municipios y sector privado del Huila. El informe de CM& tiene imprecisiones que no modifican sustancialmente el planteamiento y la mejor reacción al mismo es programar una gestión diferente. El proyecto de Acto Legislativo que reforma el régimen de regalías va a ser Ley y lo menos que pueden hacer los entes territoriales es reestructurar los presupuestos de inversión, descartando inversiones que ya no podrán alentarse, informando a las comunidades que ya no podrán tener recursos de contrapartida de sus proyectos. Lo mismo ocurre con otros rubros de inversión que pueden ser sustituidos por la iniciativa privada y comunitaria lo cual empezaría a reordenar las inversiones públicas otorgando prioridades lógicas. Esto no exime el liderazgo gubernamental que aquí en el Huila resulta clave pues el privado se queda a la espera de la señal del gobernante de turno. Lo que menos debemos hacer es convocar al consejo gremial para firmar una declaración pública rechazando el informe. Pero tampoco quedarnos quietos. El nuevo año que se nos viene en tres días, va a ser crítico y exigirá decisiones más efectivas y para eso tenemos que prepararnos.
Un feliz año para todos mis lectores. Les deseo muchos éxitos en el 2011.

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