EL CIERRE DE ADAMS, UN EPISODIO MÁS
Germán
Palomo García
Una
pésima noticia para la economía colombiana significó el cierre de la planta
fabricante de los populares Chiclets Adams y otras marcas de gomas de mascar de
mucha aceptación en el mercado. Este cierre impacta negativamente al Valle del
Cauca, un departamento que desde décadas ha estructurado un desarrollo
industrial y agroindustrial ejemplo para el país y fortaleza para el Occidente
Colombiano que, lamentablemente, se ha desdibujado en los últimos años con el
retiro de varias emblemáticas industrias entre otras razones, por la Ley Páez
en 1995 que representó un éxito para el departamento del Cauca, superior a lo
logrado por el Huila en aplicación de la misma Ley.
No
obstante lo anterior, el cierre de la producción de Adams en el Valle y
Colombia no se debe a circunstancias atribuibles al país sino a criterios
gerenciales de la multinacional que compara alternativas de plantas similares
en el área latinoamericana las cuales ofrecen posibilidades de atender el
mercado colombiano superando los resultados operacionales, es decir, seguir en
el país reduciendo significativamente los gastos y, como consecuencia,
mejorando los resultados empresariales. Internamente, Modelez, la empresa
fabricante, concluyó en que su fábrica
en México perfectamente podía atender sus compromisos comerciales en Colombia
en lugar de estar operando la planta de Cali en apenas 56% de su capacidad
instalada. En este sentido, la decisión de Adams es una nueva versión de lo que
han hecho y siguen haciéndolo muchas
empresas no solo en Colombia sino en el mundo con mayor énfasis en época de
crisis como ahora. Vale recordar que el
antecedente más importante en este campo en el país lo produjo Bavaria al
desmontar la estrategia de producción regional de cerveza hace dos décadas
convirtiendo a sus antiguas plantas de producción en bodegas de
comercialización centralizando su producción en plantas con alta tecnología. El
Huila, por supuesto fue “víctima” de este cambio de estrategia empresarial de
la cervecera Surafricana y hoy pocos se acuerdan de las indemnizaciones
recibidas que no sirvieron para generar una nueva actividad para sus anteriores
empleados, lo cual no importaba a la empresa más allá de cumplir con la Ley.
Hoy Adams licenciará 480 empleados directos que seguramente sufrirán la misma
experiencia. Definitivamente, la lección es que, de nuevo, la competitividad es
el nombre del Juego. ¡No lo olvidemos!