miércoles, 12 de junio de 2013

LA CIUDAD ENJAULADA Germán Palomo García

LA CIUDAD ENJAULADA
Germán Palomo García

Un amigo que visitó Neiva en el primer puente de este Junio observó lo que he venido comprobando desde el punto de vista urbanístico: El cierre de las viviendas con verdaderas jaulas de piso a techo en las fachadas. Para mi amigo, la impresión que le produjo fue de inseguridad y si leyó el comentario del analista Rangel sobre que Neiva es la segunda ciudad insegura del país, fácilmente relacionará esa costumbre de relativamente pocos años con hechos de inseguridad lo cual, por lo menos en ciertos sectores, es una lamentable realidad. Sin embargo, hay otras causales por las que la gente enjaula sus viviendas y, en mi opinión, la inseguridad es la menor de las justificaciones pues en todas las viviendas de estratos 1, 2 y 3 e independiente de su ubicación, una vez se construye, de inmediato se encierra. La más importante es el aprovechamiento de un área importante para ampliar la sala, o estacionar su vehículo. En el primer caso, el espectáculo es lamentable pues se observan hamacas, juegos de sala, bicicletas, etc. Etc., haciéndose una curiosa “modernización” de las salas de estar, buena parte de ellas al aire libre. Pero hay un factor que se desconoce completamente con esta nueva cultura: El espacio público y, particularmente, los andenes. He comprobado que el espacio que queda para el andén no supera los 60 cms. de ancho y hay diferencias importantes en la forma de construir estos andenes. Unos inclinados para poder estacionar el vehículo y otros a diferente altura. El costado norte de la avenida Buganviles, frente a la zona de restaurantes, es un claro ejemplo de la forma como se impone, contra el espacio público, esta cultura.
Vale la pena que el aprovechamiento del espacio público que promueve la administración del Alcalde Pedro Suárez, tenga en cuenta esta situación. La ornamentación debe ser un renglón económico muy promisorio en Neiva y el Huila pero quienes creemos que se debe vivir de acuerdo con el entorno (clima, suelo) no podemos menos que lamentarnos de una cultura como la que comento que ofrece un pobre espectáculo. Cada uno vive como quiere, me dirán. Sí, respondo por anticipado, pero la ciudad nos pertenece a todos y el disfrute se da también en una urbe que invita a pasearla y no a recordarnos siempre la época de los guetos.