LA
DESTORCIDA
Germán Palomo García
El término con el que decidí
titular este comentario se aplicó siempre a las dificultades que afrontaba el
sector cafetero por resultados contrarios a los esperados. Ahora, me temo que
el término bien puede aplicarse a los resultados que empiezan a conocerse sobre
el comportamiento económico. En efecto, la industria apenas crece aunque
distante de los resultados de los trimestres anteriores al primero del presente
año. Las ventas, particularmente de vehículos, también se estancó; la
agricultura sigue en números rojos y las proyecciones de crecimiento,
inicialmente estimadas en 6% para el presente año están alrededor del 5% pero,
según varios analistas, hoy puede afirmarse que el ritmo económico está para un
resultado de 3% en la presente vigencia. Semejante panorama se complica por un doble efecto: El
primero proveniente de la situación económica mundial, tanto de Europa como de
los Estados Unidos que no levanta cabeza. El rescate decidido por la Unión
Europea para salvar a España, Portugal, Grecia y la misma Italia (y dicen que
pronto Francia también caerá en similar situación) no ha dado los resultados
esperados y comenzando esta semana se desplomó la Bolsa de Madrid como prueba
de que, lo que no se quiere, se va a tener que hacer: La intervención de la
economía española. El otro efecto es interno y tiene relación con los
compromisos asumidos por el actual
gobierno para financiar sus programas sociales (con gran componente
asistencial) particularmente las cien mil viviendas, la unificación del POS y
el rescate del sector salud que está en una verdadera crisis al demostrarse que,
además de la gran deuda acumulada en el sector, la diferencia creada entre la
UPC del régimen subsidiado con la del régimen contributivo está generando cierre
de EPS que no están dispuestas a comprometer sus recursos y otras que ya
carecen de estos, tal como lo reconoce el gobierno y promoverá su liquidación.
Ya habíamos puesto el interrogante sobre la financiación de estos programas
pues se sustentan en el buen comportamiento económico que es precisamente lo
que no se está obteniendo. Aquí vale también aplicar una destorcida, revisando
los compromisos y ajustándoles de acuerdo con las proyecciones, tal como se
hace en épocas difíciles. De esta manera se evitarán mayores dificultades. Aún
es tiempo para corregir y hacerlo es una obligación.