El paro de buses y busetas en la ciudad de Neiva puso al descubierto el alto grado de penetración del mototaxismo en el sistema de transporte y la movilidad ciudadana, fenómeno que no es exclusivo de la capital huilense sino una explosión en todo el país. Que los prestadores del servicio de transporte urbano se quejen por el sensible deterioro de su actividad al punto de la quiebra, según los promotores del paro, es muy diciente del crecimiento de esta práctica informal de movilizar a los ciudadanos. Resulta increíble que siendo el pasaje urbano el más barato frente a cualquier otra modalidad(exceptuando la bicicleta), el mototaxismo se haya convertido en otra opción de transportación. Esto permite suponer que la tarifa esté por debajo de los 1.000 pesos, es decir, por menos de 200 pesos se pone en riesgo la vida al tomar este “servicio”, lo cual dice mucho de los factores de compra de los opitas y descarta cualquier posibilidad de considerar al departamento como un mercado de interés para la ubicación de empresas de cierto tamaño. Esta aseveración toma más fuerza al observar la excelente fotografía de primera página el pasado Domingo del Diario colega local mostrando la gran mancha informal en el Parque Santander, algo a lo que me he referido en muchas oportunidades. Cada día que pasamos por allí vemos como ya no existe un espacio disponible para el peatón y, olímpicamente, los informales como si fueran propietarios del espacio, se atraviesan para impedir una movilidad adecuada. Todo esto frente a los patrulleros policiales que, concluye uno, están para apoyar a los informales antes que a facilitar el uso del espacio público. Es más: La ampliación de los andenes se ha aprovechado para instalar las “zorras” en cada esquina del microcentro con la aceptación, hay que decirlo, de las autoridades por lo menos por omisión.
Me niego a creer que la informalidad haga parte de una política del gobierno para reducir la presión del desempleo. Pero el que la autoridad se haga la de la vista gorda hace pensar en que, por lo menos, no es un problema que apremie. Es cierto que la única solución a la informalidad es la generación de empleo productivo pero también es cierto que el espacio público es una conquista ciudadana y debe respetarse. La solución vendría entonces de la construcción de uno o varios centros populares de comercio en sitios estratégicos de la ciudad. El avance del microcrédito como modalidad de financiación para los pequeños empresarios también se puede utilizar para alentar estas iniciativas. Con seguridad existen otras alternativas de solución pero lo que menos debemos hacer es seguir pasivos ante el problema y, con su silencio, la autoridad ser cómplice de un factor de no competitividad, ahora que estamos, precisamente, en alcanzar todo lo contrario.
Me niego a creer que la informalidad haga parte de una política del gobierno para reducir la presión del desempleo. Pero el que la autoridad se haga la de la vista gorda hace pensar en que, por lo menos, no es un problema que apremie. Es cierto que la única solución a la informalidad es la generación de empleo productivo pero también es cierto que el espacio público es una conquista ciudadana y debe respetarse. La solución vendría entonces de la construcción de uno o varios centros populares de comercio en sitios estratégicos de la ciudad. El avance del microcrédito como modalidad de financiación para los pequeños empresarios también se puede utilizar para alentar estas iniciativas. Con seguridad existen otras alternativas de solución pero lo que menos debemos hacer es seguir pasivos ante el problema y, con su silencio, la autoridad ser cómplice de un factor de no competitividad, ahora que estamos, precisamente, en alcanzar todo lo contrario.