martes, 6 de mayo de 2014

BOLIVIA, AÑOS 50: ASÍ ESTAMOS Germán Palomo García

BOLIVIA, AÑOS 50: ASÍ ESTAMOS
Germán Palomo García
La decisión del Tribunal Superior de Bogotá de exigir al presidente Santos reintegrar en el cargo al Alcalde de Bogotá, Gustavo Petro es un episodio más de la increíble cadena de aciertos y desaciertos de la justicia colombiana que poco ayuda a crear una imagen del país en el exterior que la califique mejor en un mundo globalizado donde las ocurrencias más simples pueden generar distorsiones en los mercados y desestimular la llamada confianza inversionista sustentada ampliamente en la estabilidad jurídica.
Lo que estamos presenciando en la escena bogotana me llevó a un hecho muy comentado en la vida diplomática moscovita en el periodo 1.979-81, que tuve la oportunidad de vivir y que fue divulgado por el eterno Canciller Andrei Gromiko (estuvo por más de 40 años en ese alto cargo). Un ministro de Economía de Bolivia estaba de visita oficial en Moscú en la década de los cincuenta, una época marcada por los continuos golpes de Estado en el país sureño, un verdadero récord en la política latinoamericana y mundial. Mientras atendía la reunión con el Canciller Gromiko recibió la noticia de que su presidente había sido depuesto por lo que, en una posición ética, informó de inmediato a su interlocutor  soviético que no  podía continuar con las conversaciones porque no tenía ninguna representatividad oficial, tan exigida y respetada por los soviéticos. La reunión, obvio, se suspendió pero la sorpresa para Gromiko fue que, horas después, el mismo día, volvió el ministro boliviano para solicitarle que reanudaran las conversaciones porque el presidente boliviano había recuperado el cargo y este lo había ratificado. Vale anotar que Gromiko contaba lo ocurrido como una anécdota caricaturesca de la política boliviana, totalmente inaceptable para un país pero mucho más para la antigua Unión Soviética que, aún hoy desintegrada, es un protagonista mundial bajo la égida rusa.
Esto es lo que estamos mostrando al mundo desde Bogotá, la capital de la República que aspira a convertirse en la capital latinoamericana sede de importantes corporaciones internacionales y que da visos, en algunos sectores, de un nivel de vida internacional, factor que ayuda a una visión que atrae capital foráneo. Pero, contradictoriamente, se maneja como en la Bolivia del siglo pasado. Será que a Bogotá se le puede aplicar el adagio de que la economía va bien pero el gobierno va mal?

TRAGEDIA SANTA Germán Palomo García

TRAGEDIA SANTA
Germán Palomo García

La semana Santa que acaba de pasar trajo un cúmulo de malas noticias: La partida final de  Gabriel García Márquez, GGM, la trágica desaparición del cantante Cheo Feliciano y la dolorosa muerte del ex - ministro Andrés Uriel Gallego, uno de los denominados ministros estrella del periodo Uribe Vélez. Todos  decidieron dejar la morada terrenal para alcanzar la eterna entre el jueves y el viernes y, dada su indudable influencia en su campo de actividad causaron un profundo impacto en el mundo de las letras, la música y la política. Por supuesto, la noticia bomba y el impacto mayor estuvo a cargo de GGM, el  más universal de todos los colombianos, creador del realismo mágico enmarcado en el mundo de Macondo y por mucho tiempo estaremos escuchando muchas de sus numerosísimas anécdotas “mamagallísticas” que lo caracterizaron en cualquier escenario.
A pesar de estos hechos de los que no pudimos, ni quisimos, sustraernos, en esta Semana Mayor confirmamos que una verdadera tragedia, aunque con diferentes connotaciones, nos sigue acompañando a los opitas: El atraso, cada día más evidente, en la transformación de nuestros escenarios turísticos en productos turísticos sólidos y competitivos. Cada año, por esta época, los que nos visitan, simplemente confirman nuestro retroceso urbanístico en la capital y sus alrededores. Un botón sirve de muestra: Es lamentable que en el comienzo de la ruta Neiva- El Juncal- Palermo, se lea un aviso de advertencia sobre el mal estado de la vía. Y en realidad, en el trayecto comienza el juego de evitar el máximo número de huecos, lo que nos lleva de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. No encuentra uno justificación distinta a la desidia del gobierno nacional por atender esta zona, clave para la actividad turística, pues no se está realizando ninguna obra en la vía. Y llegar a Palermo sí que resulta ingratamente impactante: Un pueblo en obra negra, con vías a medio hacer, polvoriento y desordenado y con un malecón que supuestamente le cambiaría la cara al municipio, que pasa desapercibido y que ya muestra visos de elefante blanco. Será que aún no tenemos conciencia del papel que podemos jugar como destino turístico que poco o nada estamos haciendo para ello? La tragedia, entonces, se vuelve humana. ¡Que tristeza! 

¿INGENUIDAD O CONVENIENCIA? Germán Palomo García

¿INGENUIDAD O CONVENIENCIA?
Germán Palomo García

La declaración oficial de que “la mermelada” no constituye una ilegalidad y más bien es una excelente labor de los parlamentarios en favor de sus regiones, esconde lo que realmente ocurre cuando el gobierno concede a los políticos el privilegio de aprovechar los recursos públicos para mostrar gestión en favor de sus localidades. Uno de los argumentos en favor de esta decisión es que no se trata de nada nuevo pues siempre se ha hecho y resulta clave de la gestión parlamentaria. Hasta allí, por supuesto, no hay nada delictuoso y es cierto que el invento no es nuevo. Recuerdo que un domingo hace más de 30 años, en mi casa paterna mi hermana Nora, que ofició muchos años como secretaria del entonces representante a la Cámara Guillermo Plazas Alcid, desocupó un baúl de los recuerdos de todos los telegramas que este enviaba a las comunidades anunciando la consecución de un auxilio o la incorporación de una partida en el presupuesto de la Nación. Pero hasta allí llegaba su intromisión. Nunca llegaba a definir, por ejemplo, el contratista para adelantar las obras financiadas con los recursos públicos ni aprovechar el producto de su injerencia como ocurre ahora y que dio nacimiento a los famosos carruseles que pululan en componenda entre concejales y funcionarios y contratistas corruptos. Luego, al asumir la alcaldía de Neiva en 1987, encontré una simpática y paternal figura de Fondos creados por los concejales de la ciudad con recursos del presupuesto municipal denominados, la mayoría, con el nombre de sus padres como un paternal homenaje pero abiertamente ilegales por cuanto terminaban sustituyendo las partidas presupuestales oficiales mediante esta intermediación corrupta. Obvio, no alimenté estos fondos e invité a los concejales a acompañarme a la entrega de las obras y sin ninguna reserva reconocí la gestión del político sin perder la facultad ordenadora de los recursos de la ciudad. Hoy, los beneficiarios de “la mermelada” (no son todos sino los áulicos del gobierno) han convertido los dineros públicos en capital de trabajo para sus “empresas”, muy rentables no solo política sino económicamente y que van perpetuando la corruptela a niveles que la ingenuidad de fiscales y gobernantes no perciben. Será cierto o mejor, resulta conveniente no reconocerlo?