TERRENOS VEDADOS EN SUELO PROPIO
Germán
Palomo García
La
última perla de las FARC en las cada vez más escépticas conversaciones de paz
precisamente por las inesperadas salidas de los representantes de la
subversión, referida en este caso al desconocimiento de la condición de víctima
a la hoy parlamentaria Clara Rojas con el argumento de que ella decidió
quedarse voluntariamente en el lugar de la retención y, por tanto, no hubo tal secuestro,
trajo a mi memoria dos situaciones absolutamente degradantes para los
nacionales de países que sufren los efectos de políticas absurdas como la que
comento: En la antigua Unión Soviética que yo viví existían almacenes solo para
extranjeros, llamados “Beriozkas”. Ningún soviético, con la excepción de los
que trabajaban para el servicio diplomático que recibían parte del pago en
cupones (“balutas”) en moneda extranjera podía ingresar a tales tiendas que
ofrecían productos extranjeros o soviéticos con gran mercado en el mundo
diplomático y comercial. Por supuesto, no se colocaba un aviso anunciando tal
prohibición pero, como ocurría con muchas de las “noticias” de la época, de
alguna manera se sabía y, sin más alternativa, se acogía pero, al mismo tiempo
generaba un mercado negro alentado por los mismos beneficiarios de la excepción
dispuesta. Solo hasta ahora, por el rechazo a Clara, supimos que en nuestra
propia tierra, los colombianos teníamos restricciones territoriales y que
ingresar a esos territorios era bajo nuestra responsabilidad y por nuestra
voluntad. Igual a los Beriozkas. ¿Y nuestras autoridades?
La segunda ignominia
prohibía a los soviéticos con residencia en el extranjero ingresar a su propio
país sometiéndolos a iguales condiciones que a los no soviéticos: Debían
recibir invitación de sus padres o familiares para entrar a la unión y
permanecer por un tiempo limitado definido al ingreso. De nuevo, nos ocurre
esto en ciertos sitios de nuestra geografía, de no poder entrar adonde y cuando
nos plazca?. Aunque los mismos de las Farc han negado que sea una posición
oficial sino un criterio de alguno de sus combatientes, lo cierto es que la
Representante Clara Rojas sigue sin su reconocimiento y, por el contrario, ha
sido una vez más maltratada. Por esto, cabe preguntarnos: Para dónde vamos?