lunes, 29 de septiembre de 2014

TERRENOS VEDADOS EN SUELO PROPIO Germán Palomo García

TERRENOS VEDADOS EN SUELO PROPIO
Germán Palomo García

La última perla de las FARC en las cada vez más escépticas conversaciones de paz precisamente por las inesperadas salidas de los representantes de la subversión, referida en este caso al desconocimiento de la condición de víctima a la hoy parlamentaria Clara Rojas con el argumento de que ella decidió quedarse voluntariamente en el lugar de la retención y, por tanto, no hubo tal secuestro, trajo a mi memoria dos situaciones absolutamente degradantes para los nacionales de países que sufren los efectos de políticas absurdas como la que comento: En la antigua Unión Soviética que yo viví existían almacenes solo para extranjeros, llamados “Beriozkas”. Ningún soviético, con la excepción de los que trabajaban para el servicio diplomático que recibían parte del pago en cupones (“balutas”) en moneda extranjera podía ingresar a tales tiendas que ofrecían productos extranjeros o soviéticos con gran mercado en el mundo diplomático y comercial. Por supuesto, no se colocaba un aviso anunciando tal prohibición pero, como ocurría con muchas de las “noticias” de la época, de alguna manera se sabía y, sin más alternativa, se acogía pero, al mismo tiempo generaba un mercado negro alentado por los mismos beneficiarios de la excepción dispuesta. Solo hasta ahora, por el rechazo a Clara, supimos que en nuestra propia tierra, los colombianos teníamos restricciones territoriales y que ingresar a esos territorios era bajo nuestra responsabilidad y por nuestra voluntad. Igual a los Beriozkas. ¿Y nuestras autoridades?
La segunda ignominia prohibía a los soviéticos con residencia en el extranjero ingresar a su propio país sometiéndolos a iguales condiciones que a los no soviéticos: Debían recibir invitación de sus padres o familiares para entrar a la unión y permanecer por un tiempo limitado definido al ingreso. De nuevo, nos ocurre esto en ciertos sitios de nuestra geografía, de no poder entrar adonde y cuando nos plazca?. Aunque los mismos de las Farc han negado que sea una posición oficial sino un criterio de alguno de sus combatientes, lo cierto es que la Representante Clara Rojas sigue sin su reconocimiento y, por el contrario, ha sido una vez más maltratada. Por esto, cabe preguntarnos: Para dónde vamos?

LAS CIUDADES 24 HORAS

LAS CIUDADES 24 HORAS
Germán Palomo García
Uno de los proyectos, dentro de la avalancha que se presentará al estudio del Congreso en la presente legislatura, y que ya empieza a causar escozor es el que establece (no diría yo reglamenta o normaliza) las ciudades 24 horas entendiendo aquellas que pueden operar día y noche en todas las actividades rutinarias de la vida citadina. Este proyecto no tiene ningún sentido porque no se necesita una ley o un decreto para que una ciudad tenga vida nocturna en su acepción más amplia y no, como se piensa de inmediato, para ampliar el horario de los sitios de diversión. Se requerirán normas para oficializar ciertas actividades como ampliar una jornada laboral o permitir que la banca opere 24 horas y un servicio público se preste durante todo el día, en fin, lo que justifique hacerse para reconocer las nuevas condiciones pero no para “decretar” una ciudad 24 horas. Esta se va creando con el cambio de costumbres y el reconocimiento de necesidades que antes no se generaban. Valga un ejemplo muy nuestro. Los neivanos solíamos cenar a las 6 de la tarde y no volver a salir de la casa. Esto ya no existe. Hoy hacemos mercado a las 7 de la noche, incluso hasta las nueve, algo que 20 años atrás ni lo pensábamos. ¿Porqué ocurrió esto? Los centros comerciales hicieron que cambiáramos nuestros patrones de comportamiento, nuestras costumbres. Resulta agradable recorrer una ciudad calurosa en horas de la noche y comer fuera y hacer compras, lo que nunca se nos había ocurrido experimentar. Esto motivó la aparición de otros negocios nocturnos incluidos los de venta de licor. Hoy Neiva realiza actividades distintas a las de juerga, a las 10 de la noche pero el comercio cierra a las 8, por lo general. Nada de esto requirió normas o decretos. Solo el cambio de paradigmas. En Bogotá, un banco extranjero ofrece servicios 24 horas y las estaciones de servicio (en Neiva también) operan 24 horas en su gran mayoría. Solo la creación de demanda es la que puede definir si una ciudad opera 24 horas. Buenos Aires, por ejemplo, nunca duerme, pues hay teatro, cines, oferta cultural y todo lo que complementariamente exige la gente. Lo mismo diría de New York. En San Petersburgo, antes Leningrado, Rusia, durante el verano existe el “festival de las noches blancas” cuyos eventos se realizan a media noche porque el sol no se oculta y la gente disfruta la estación. Pero nada de esto se hace por decreto. Sí se exige que el gobierno garantice seguridad y buenos servicios que es lo que debería ocupar la atención de los parlamentarios y gobernantes. Lo demás lo hace el mercado.