lunes, 15 de diciembre de 2014

EL RIO MAGDALENA Germán Palomo García

EL RIO MAGDALENA
Germán Palomo García

Desde el pasado mes de Noviembre el noticiero CM& está presentando otra serie de crónicas del periodista Mauricio Gómez sobre el rio de la Patria, el Magdalena que nace, precisamente, en nuestro suelo opita y que hoy es motivo de controversia por su potencial energético del que muy poco se ha utilizado pero suficiente para generar, no energía, sino polémicas no siempre objetivas y sí mucho de sesgadas. Confieso que poco interés tenía de ver las crónicas del periodista que se prestó para respaldar, con sus crónicas sobre las regalías, sin ninguna duda premeditadas para crear el clima necesario para que el gobierno nacional armara el escenario propicio para reformar el régimen de regalías lo cual logró y que hoy el mismo Santos está modificando porque la mermelada en toda la torta solo ha producido elefantes blancos más grandes con diferentes protagonistas y en todo el país y no solo en las regiones petroleras. Sin embargo, decidí seguirlas y me han parecido muy objetivas sobre todo porque llevan al reconocimiento de que somos los huilenses los primeros responsables de utilizar el Magdalena como una cloaca que recibe todas las aguas servidas de una ciudad que hoy alberga a 400.000 habitantes y que aún divagamos sobre cómo construir la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, PTAR, una necesidad que desde la primera presidencia de Alvaro Uribe Vélez se priorizó en las entonces llamadas agendas prioritarias que sustituyeron a los auxilios parlamentarios. En esa oportunidad, se lograron 8.000 millones de pesos quedando el municipio de Neiva con el compromiso de aportar el lote para la PTAR. Sin embargo, la alcaldesa de entonces logró cambiar la destinación de los recursos comprometidos para la PTAR con el argumento de que resultaban insuficientes, en lugar de procurar los faltantes. Los 8.000 millones terminaron en pequeñas obras de alcantarillado en comunas favorables a la alcaldesa. Hoy, 9 años después, la ciudad sigue contaminando el río Magdalena sin ninguna vergüenza y la administración sumida en una controversia que parece no terminar sobre el sitio de ubicación de la PTAR o una alternativa para el tratamiento de aguas residuales mediante lagunas de oxidación, una tecnología que se decidió hace casi 30 años que recibió fuerte oposición porque se ubicaban en áreas de posterior urbanización como en efecto ocurrió pero de manera informal y marginada, alentada entonces por la personería municipal, la primera urbanizadora pirata de la época. Mientras esto ocurre, vale recordar que a comienzos de la década del dos mil,  los huilenses asumimos el compromiso de ser “el corazón verde de Colombia”. ¿Ya lo olvidamos?

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