lunes, 25 de agosto de 2014

UBER: MÁS RETOS QUE AMENAZAS

UBER: MÁS RETOS QUE AMENAZAS
Germán Palomo García
Los taxistas de Bogotá, al igual que los de varias ciudades en el mundo, han rechazado la presencia de UBER, un software aplicado al servicio público de taxis que lo ven como una gran amenaza. Sus operadores se defienden argumentando que no son taxistas sino creadores de un aplicativo que tiene sus exigencias tecnológicas y sobre todo, eleva considerablemente el precio de este servicio público, factor este que lo hace una competencia completamente distinta, por ejemplo, al moto taxismo ruinoso y denigrante. El caso resulta muy interesante para todos, no solo para los taxistas. En primer lugar, si el usuario está dispuesto a pagar más por un servicio de taxi es porque está recibiendo un mal servicio. La reciente extradición de los siete taxistas involucrados en el asesinato del agente norteamericano de la DEA es un botón de muestra de la clase de taxistas que se han infiltrado en esta actividad perjudicando la imagen de este transporte público. ¿Por qué los taxis se han entregado a jóvenes conductores en su mayoría sin formación e irresponsables con su vehículo y, por supuesto, con el pasajero? ¿Por qué las empresas de transporte, que tienen la posibilidad de mejorar el servicio no lo han hecho y tienen que salir a protestar en lugar de responder con un mejor servicio? La respuesta está en la estructura de este negocio. La mayoría de taxistas no son propietarios del vehículo sino arrendatarios burlándoseles los beneficios de ley. Uno solo, el señor Uldarico Peña, supuesto Rey de El Dorado, se dice dueño de una gran flota de taxis y no reconoce prestaciones sociales a ninguno de sus conductores y sí los obliga a realizar todas sus gestiones a través suyo. Lo que el gobierno debe hacer es obligar a quien use UBER a convertirse en taxistas. No hacerlo es generar informalidad en el servicio que no puede estar por fuera de los controles oficiales. En esto tienen razón los taxistas que protestan. El resultado parece ser la creación de taxis blancos de estrato alto que ojalá toque algo más de este negocio como el excesivo costo del cupo de taxi (más alto que el valor del vehículo, en beneficio de los magnates). Vale recordar que los blancos no serán nuevo: Hace 30 años existían taxis blancos en el Hotel Tequendama, exclusivos para transporte de pasajeros al aeropuerto El Dorado y de éste hasta el hotel. Lo que se impondrá cubrirá toda la ciudad empujando los precios al alza y exigiendo mejor servicio que lo calificarán los usuarios quienes resultaremos ganadores, sin duda. Taxistas, hay que ser creativos antes que contestatarios.

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