sábado, 19 de julio de 2014

LECCIONES DE LA SELECCIÓN Germán Palomo García

LECCIONES DE LA SELECCIÓN
Germán Palomo García
El extraordinario comportamiento de la selección Colombia en el mundial de fútbol en el que por primera vez llegamos a cuartos de final, no solo produjo una gran euforia sino que nos brindó varias lecciones. La primera: El fútbol logró movilizar al país hacia un objetivo común: Alcanzar la mejor figuración sin descartar el campeonato mundial. Absolutamente todos los colombianos nos identificamos con ese equipo que antes de viajar a Brasil no llevaba buenos augurios aunque los resultados de las eliminatorias fueron buenos pero no nos alcanzaba para pronosticar lo alcanzado. Esta movilización es producto del liderazgo ejercido por estos alumnos de Peckerman que borraron la polarización que el país mostraba apenas un mes atrás por la contienda electoral y comprobó que la gente sí está dispuesta a seguir a un verdadero líder. Lo que pasa es que no existe un líder que genere tal movilización. En este aspecto, el país ha retrocedido. No se ve un líder ni político ni social. Por el contrario, la corrupción rampante en la que todos participamos de alguna manera (recibiendo mermelada o birlando los recursos del Estado o, simplemente, aceptándola sin hacer algo por acabarla) aleja a los electores a la espera de una tercería (no la tercera vía que vuelve a promover el presidente reelecto) que nunca llegará a menos que provenga de un movimiento real de indignados o “emputados” en términos de María Jimena Duzán. La segunda lección es el trabajo en equipo como una real solución en los tiempos actuales de globalización y alta competencia imposible de enfrentar con los individualismos que nos caracteriza. Individualmente, estos jugadores no son mejores que el Pibe Valderrama, el Tren Valencia o el Tino Asprilla. Pero a sus habilidades, James Rodríguez, Cuadrado, Armero y Ospina, para citar a los más destacados, le agregaron trabajo colectivo y sentido de equipo que nunca se vio en ninguna selección Colombia en ninguna época.
No obstante, que quede claro que aunque hayamos registrado una extraordinaria asistencia a la recepción a nuestros héroes como ya los bautizamos como colofón de las masivas asistencias televisivas a los partidos, no podemos decir que el país está unido. No, una cosa es una movilización y otra una unificación de criterios. Por tanto, la lectura debe ser muy objetiva y la búsqueda de un líder debe continuar. La única opción para un país diferente es actuar diferente, muy diferente a lo que acaba de pasar en la escogencia de presidente, con dos opciones que eran lo mismo a pesar de mostrarse distintos.

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