martes, 8 de octubre de 2013

EL DEDO EN LA LLAGA Germán Palomo García

EL DEDO EN LA LLAGA
Germán Palomo García

El reconocido economista Armando Montenegro, exdirector de Planeación Nacional ha llamado la atención sobre el excesivo papel de esa oficina en el tema de las regalías hasta  el punto de haber distorsionado su tradicional consideración de ser el cerebro del país por lo que implican sus actividades de planificación y proyección a corto, mediano y largo plazo. Ha dado en el clavo el Economista Montenegro o, como titulé este comentario, puso el dedo en la llaga pues la decisión tomada en el 2004 de crear en el DNP una Dirección de Regalías para recibir las responsabilidades de la Comisión Nacional de Regalías puso en sus manos actividades que no tienen nada de planificación y sí mucho de control y decisiones subjetivas. Las regalías, como recursos clave para la inversión, siempre han estado reguladas primero para garantizar que se destinaban a las entonces llamadas coberturas básicas mayoritariamente (60%) y ahora, bajo el nuevo SGR (Sistema General de Regalías) que se inviertan y no se gasten pero sin mayor profundidad en su justificación frente, por ejemplo, a otras alternativas de inversión lo cual implica un gran conocimiento de las realidades de las regiones y del país y una articulación con las oficinas territoriales de planeación. Se supondría que las OCAD reemplazarían algunas de estas tareas pero, en realidad, aunque no se quiera reconocer, la nacionalización de las regalías, que se refleja en la presencia en los distintos OCAD a todos los niveles de los organismos nacionales o en las decisiones finales sobre la inversión traslada las decisiones de la periferia al centro. Una prueba de ello es la sustitución de inversión que antes se apalancaba con recursos del presupuesto nacional y no de las regalías que pertenecían a las regiones.

Aún es prematuro para saber si el despilfarro de las regalías en las regiones, máximo argumento para modificar el sistema,  se eliminará con el actual SGR pues el porcentaje de ejecución es bajísimo; pero el llamado de Montenegro, con el que coincido, es rescatar lo que se le ha reconocido al DNP como institución seria y de gran calado en la investigación y la formulación, aspectos en los que parece estar siendo superada por otros centros del pensamiento. Una reforma en este sentido es pertinente.

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