miércoles, 22 de abril de 2015

LA LEY DE GARANTÍAS

LA LEY DE GARANTÍAS
Germán Palomo García
En este país de la polarización, la politización y la controversia diaria por infinidad de situaciones, de la que no se escapa ni el Papa por su anuncio de visitar al país en 2016, el presidente Santos acaba de plantear una nueva: Eliminar la hoy llamada Ley de Garantías. Aquí debo ir en defensa del presidente ya que la existente Ley  no ha servido en ningún momento para garantizar transparencia electoral y sí ocasionado pésimas decisiones en la contratación del Estado a todos los niveles pues la premura para ejecutar el presupuesto de gastos e inversiones anticipa los procedimientos sin mayor justificación de su destinación y, en todo caso, no se quedan por fuera a los que se quiere ayudar pues son los primeros que tienen todos los papeles en regla, las propuestas y cotizaciones para que se cumplan los términos de la Ley de Garantías.  Los ejemplos de la inoperancia de la Ley actual abundan pero solo mencionaré tres: ¿No se eligió presidente a Juan Manuel Santos, candidato del presidente Alvaro Uribe Vélez, “respetando” la Ley de Garantías? ¿A nivel territorial, “respetando” la Ley de Garantías, un alcalde de Campoalegre no contribuyó a la elección de su esposa (o Ex esposa) como alcaldesa de dicho municipio? ¿Los últimos tres alcaldes de Bogotá del Polo no se eligieron en seguidilla con la Ley de Garantías a bordo?
Ya se sabe que los dos días de mayor contratación pública son el fin de año y de anterior a la vigencia de la Ley de Garantías. Definitivamente, “la calentura no está en las sábanas” ni hay que vender el sofá para resolver la infidelidad de la pareja. Este es un país excesivamente controlado por las llamadas “ÍAS”: Contralorías, Fiscalía, Procuraduría. ¿Por qué no actúan? ¿Son parte del problema como pensamos todos? Una pequeña anécdota propia: Hace 34 años como contralor del departamento cedí recursos sobrantes para comprar un bus para la banda departamental de músicos y apoyar a la Caja de Previsión Departamental para pensionar a quienes lo esperaban desde hace rato. No esperaba nada pero tampoco que fuera calificado de “pendejo” por no usar estos recursos para llegar a la Cámara de Representantes. ¿Qué Tal?

La solución es otra. Rigurosa aplicación de la Ley sin afectar el normal curso de la gestión pública y educación, educación, educación así quememos otra generación.

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