miércoles, 11 de marzo de 2015

NUEVOS INTENTOS CENTRALISTAS

NUEVOS INTENTOS CENTRALISTAS
Germán Palomo García
La presentación al Congreso de la República del Plan de Desarrollo del segundo tiempo del gobierno Santos ha tenido un comienzo atípico. La brecha fiscal que se pretendía cubrir con la reforma tributaria recién aprobada para recaudar los 12.5 billones de pesos ya no lo será por la caída brutal de los precios del Petróleo, lo que aceleró el cumplimiento de la orden de integrar una comisión de expertos tributaristas que formulen una reforma tributaria estructural que, con seguridad nos volverá a esquilmar sin que se logren los objetivos estructuralistas, como tantas veces ha pasado. Esto ha hecho perder confianza en el análisis de un Plan de Desarrollo desfinanciado y puesto en alerta no solo a los congresistas sino a los analistas económicos para descubrir la “letra menuda” contenida en el Plan pues indudablemente deberá recortarse. Una de esas es la que se incluyó para igualar los impuestos a los licores extranjeros con los nacionales dejando en alto riesgo de reducción de los ingresos por la explotación de un arbitrio rentístico que, la verdad sea dicha, ha tenido múltiples variaciones a lo largo de su existencia que, con raras excepciones, es la misma de la existencia de los departamentos. El argumento del gobierno es que es un mandato internacional que Colombia ha incumplido y no se puede mantener esta situación so pena de retaliaciones de los países productores de licores. El monopolio de los licores en cabeza de los departamentos genera ingresos para salud y educación que se pondrían en peligro por la menor capacidad competitiva frente a licores con mayor recordación de marca. Hay un antecedente en las décadas de los setentas y ochentas. Colombianos produjeron en Ecuador, aprovechando el Pacto Andino, un aguardiente que ingresaba a los demás países sin impuestos en virtud de la decisión 57 de dicho acuerdo. El aguardiente rápidamente se posicionó en el mercado nacional y abrió un boquete preocupante. Por fortuna, el negocio no duró mucho tiempo por dificultades propias del Acuerdo de Cartagena, siempre conflictivo.

Con regalías recortadas, más estas amenazas de más reducción de los ingresos territoriales, el gobierno nacional completaría su política centralista de constreñir  más a los entes territoriales haciéndolos más dependientes de las transferencias nacionales. Ahora solo falta que la reforma tributaria le dé la puntada final a las regiones para consolidar un gobierno que se ha dedicado a reivindicar el centralismo como modelo político administrativo. Lo permitiremos?

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