¡EL COLMO!
Germán
Palomo García
La
permisividad con que los distintos gobiernos municipales, incluido el
Distrito Capital de Bogotá, han atendido
el problema del comercio informal desde hace muchos años, ha contribuido al
desconocimiento del concepto de espacio público y convertido los centros de las
ciudades (parques, calles y andenes), en verdaderas ferias del rebusque,
totalmente desmotivantes para el peatón, sea turista o no, y, contrario a lo
que se pretende que es facilitar desde la informalidad una manera de garantizar
algún ingreso para los desempleados, se torna en efecto negativo para el
comercio organizado y el entorno urbano de las ciudades pues acaba el empleo formal
y alimenta la trampa de pobreza. Cuando los alcaldes toman acciones para
recuperar el espacio público y el sector empresarial ofrece oportunidades de
empleo, en todo caso, insuficiente, aparecen algunas perlas increíbles como esta:
Los vendedores ambulantes del Centro de Armenia, le están pidiendo a la
administración, según una cadena radial nacional, siete millones de pesos por
cada uno para desalojar el centro de la ciudad. Obvio, el censo de ambulantes
de esa zona pasó de 30 a 160 y, por el otro, aparecen leguleyos que amparados
en supuestos derechos adquiridos pretenden esquilmar a los fiscos municipales.
La realidad es que el desempleo disfrazado se ha convertido en una especie de
cooptación ya que cuando un informal consigue empleo formal, automáticamente
cede su puesto a un familiar o un relacionado. Esto se ha vivido ya en Neiva
muchas veces. En una época, en la antigua galería muchos sacaron sus puestos a
la calle, arrendaron los que habían recibido de las Empresas Públicas por sumas
superiores al arrendamiento que les cobraba EPN y generaron un caos. Por tanto,
no resultará extraño que los ambulantes de Neiva que se han tomado literalmente
todas las esquinas del centro en masa y apilados adopten semejante entuerto
jurídico que no tiene ningún asidero.
Las
dificultades de una economía no pueden dar paso a una nueva práctica de los
negocios con los informales y los
mototaxistas como vivos ejemplos. Por el contrario, no podemos permitir
que la competitividad y la productividad queden relegadas. Sí a la economía de
subsistencia y al emprendimiento en la base de la pirámide pero con orden y
dentro del respeto a la ley y siempre pensando en el futuro.
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