viernes, 20 de marzo de 2015

¡EL COLMO!

¡EL COLMO!
Germán Palomo García

La permisividad con que los distintos gobiernos municipales, incluido el Distrito  Capital de Bogotá, han atendido el problema del comercio informal desde hace muchos años, ha contribuido al desconocimiento del concepto de espacio público y convertido los centros de las ciudades (parques, calles y andenes), en verdaderas ferias del rebusque, totalmente desmotivantes para el peatón, sea turista o no, y, contrario a lo que se pretende que es facilitar desde la informalidad una manera de garantizar algún ingreso para los desempleados, se torna en efecto negativo para el comercio organizado y el entorno urbano de las ciudades pues acaba el empleo formal y alimenta la trampa de pobreza. Cuando los alcaldes toman acciones para recuperar el espacio público y el sector empresarial ofrece oportunidades de empleo, en todo caso, insuficiente, aparecen algunas perlas  increíbles como esta: Los vendedores ambulantes del Centro de Armenia, le están pidiendo a la administración, según una cadena radial nacional, siete millones de pesos por cada uno para desalojar el centro de la ciudad. Obvio, el censo de ambulantes de esa zona pasó de 30 a 160 y, por el otro, aparecen leguleyos que amparados en supuestos derechos adquiridos pretenden esquilmar a los fiscos municipales. La realidad es que el desempleo disfrazado se ha convertido en una especie de cooptación ya que cuando un informal consigue empleo formal, automáticamente cede su puesto a un familiar o un relacionado. Esto se ha vivido ya en Neiva muchas veces. En una época, en la antigua galería muchos sacaron sus puestos a la calle, arrendaron los que habían recibido de las Empresas Públicas por sumas superiores al arrendamiento que les cobraba EPN y generaron un caos. Por tanto, no resultará extraño que los ambulantes de Neiva que se han tomado literalmente todas las esquinas del centro en masa y apilados adopten semejante entuerto jurídico que no tiene ningún asidero.

Las dificultades de una economía no pueden dar paso a una nueva práctica de los negocios con los informales y los  mototaxistas como vivos ejemplos. Por el contrario, no podemos permitir que la competitividad y la productividad queden relegadas. Sí a la economía de subsistencia y al emprendimiento en la base de la pirámide pero con orden y dentro del respeto a la ley y siempre pensando en el futuro.   

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