OPOSICIÓN A ULTRANZA
Germán
Palomo García
Me
parece importante que los huilenses protestemos por el maltrato que nos den,
viniere de donde viniere, en las opciones de desarrollo. Resulta lógico exigir
un trato no discriminatorio cuando se trata de mejorar las condiciones de vida
de nuestra sociedad gracias a la inversión pública, entre otras razones, porque
somos contribuyentes y muy cumplidos sin comparar la participación de los otros
entes territoriales por cuanto las bases de tributación no son comparables. De
la misma manera, la decisión de invertir en el departamento no corresponde a la
contraprestación por el monto de la contribución sino a las potencialidades del
territorio y su conexidad con el plan de desarrollo nacional y las estrategias
definidas para el avance del país en un escenario globalizado. Pero no podemos
mostrarnos como opositores a ultranza sin hacer planteamientos más consistentes
y convincentes para defender nuestras posiciones. Por supuesto, me refiero a
las protestas de toda la semana pasado por los dos peajes adicionales que están
previstos en la proyectada doble calzada
hasta el Putumayo con un indudable beneficio para nuestra infraestructura vial
con la cual, definitivamente, superaremos la tradicional referencia a ser “la
cola del mundo” como hace apenas veinte años nos calificaban. El tema no está
en si son dos o más peajes sino en porqué el gobierno centralista nos ubica en
el grupo de los que debemos pagar más por las obras para nuestro desarrollo que
otras regiones, llámese Antioquia o La Costa Atlántica. ¿Acaso, para citar un
solo argumento, el transporte del petróleo que brota en el Putumayo no exige
mejores vías ante la imposibilidad (confirmada por ahora) de otras alternativas
para evacuar el crudo? Además, si es
cierto que Colombia es un país de regiones, como honrar esta premisa si el
propio gobierno central promueve un desarrollo desigual de las mismas?.
El
gobierno puede argumentar, aprovechando el bajón de los precios del petróleo
que no se cuentan con los recursos para acometer todas las obras con dineros
públicos. ¿Por qué no nos dicen cuál es el porcentaje participación de los
recursos vía los peajes, frente al total de la inversión requerida? La figura
no es nueva y, precisamente, en nuestro territorio tenemos cuatro en una
longitud escasa. Aun así, la calidad de las vías es cuestionable. Será que el
gobierno central no invierte lo necesario por ser uno más de los departamentos
del sur, tradicionalmente olvidado? Porqué el gas domiciliario no se ha
expandido más en nuestro territorio? Son muchos los argumentos y debemos
utilizarlos con más decisión y menos casuística.
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