COMPETITIVIDAD Y REGALÍAS
Germán
Palomo García
Hoy, que tanta preocupación mostramos por la
posición del departamento en los rankings de competitividad cabe recordar que
las regalías petroleras deben orientarse, según el SGR, fundamentalmente a
generar una nueva base productiva (y nueva fuente de recursos fiscales, como
consecuencia) por la sencilla razón de que aquellas provienen de recursos NO RENOVABLES.
Analizando el enunciado del SGR, la reforma a las regalías del 2011, sustentada
en el reparto de la mermelada para todos y no para unos cuantos (entes
territoriales petroleros), que consigna puntualmente este objetivo y ahora el
contenido del proyecto de reforma a las regalías, es decir, al SGR que apenas
tiene dos años de operación, encuentro que para su aplicación nada de esto se tiene
en cuenta y, por el contrario, la mermelada se ha vuelto una amalgama de muchos
proyectos destinados a satisfacer
necesidades básicas alejadas de las tareas para construir una nueva base
productiva. Así, se ha revivido la restricción del anterior régimen que obligaba a la inversión de, mínimo, el 60%
de ellas a las llamadas coberturas básicas, sin ningún análisis de impacto (por
ejemplo, mejorar los servicios básicos para promover la piscicultura). Hoy se
tiene el 90% para esto (descontado el 10% de las regalías para el fondo de
Ciencia y Tecnología que, a juzgar por la naturaleza de algunos proyectos
aprobados por Colciencias no le apuntan a CyT). Como la mermelada debe alcanzar
para todos, es mayor la irrigación de recursos para muchos rubros de inversión por
lo que no se vislumbra un efecto positivo de las regalías en el propósito clave
para mejorar los niveles de desempeño del aparato productivo ofreciendo una
mejor infraestructura o contribuyendo al logro de la sostenibilidad ambiental,
para citar algunas necesidades en competitividad.
Además de la preocupación por la
clasificación del Huila en los registros de competitividad, hay que agregar que
el mercado petrolero mundial está cambiando enormemente. La baja en picada de
los precios así lo indica y, para el caso colombiano, que incluye al Huila, por
supuesto, ya se está acercando al límite de precios aceptable. Entonces, cuando
se cumpla la destorcida, qué argumentos vamos a exhibir para explicar que, sin
regalías, ya no tenemos las mismas posibilidades del desarrollo. ¿No es mejor
aplicar la máxima de “si están cortando la barba del vecino, pon la tuya en
remojo?
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