LAS
NUEVAS FUERZAS VIVAS
Germán Palomo García
En la década del cincuenta del
siglo pasado se acuñó la frase “las fuerzas vivas de la sociedad” para destacar
la presencia de los habitantes más representativos de la ciudad en las
distintas actividades cuya imagen u opinión resultaba de forzosa aceptación o,
por lo menos, de obligatoria consulta. Fuerza viva eran los políticos, la
iglesia, los líderes sociales y gremiales, en fin, personajes que a punta de su
permanente opinión sobre lo divino y lo humano resultaba una especie de
oráculos. Hoy, estamos asistiendo a la intervención de unas “nuevas fuerzas
vivas” que se presentan, por así decirlo, con un ropaje multivariado, con
liderazgos que no se dejan ver en muchos casos pero que resultan muy efectivos
a pesar de su no identificación, y éstas son Las redes sociales que, entre otros, han provocado
grandes movimientos a nivel mundial con una denominación común: Los Indignados.
Contrario a las viejas fuerzas vivas, las redes sociales no esperan ser
consultadas, menos invitadas a opinar sino que irrumpen con mucha fuerza cuando
los hechos hacen que proteste toda una
población o comunidad que se identifica en estos casos por sus intereses
vulnerados de tal forma que los hace iguales en la reacción.
El más claro ejemplo de indignación
acaba de ocurrir en Colombia con la reversa del Congreso a la Reforma a la
Justicia que días antes había sido calificada de un buen logro por el propio
ministro de justicia que terminó sacrificado por el mismo acto legislativo.
Todos quedaron mal. Congresistas y el gobierno que, según las encuestas, perdió
más de 15 puntos porcentuales en su popularidad a pesar de que quiso mostrarse
como el ordenador del “reversazo” cuando en realidad fueron las redes sociales
los que promovieron la caída de la reforma. No hay duda de que las nuevas
fuerzas vivas seguirán actuando pues en este país cada día trae momentos de
indignación como el que se acaba de plantear con la creación de un nuevo
movimiento político cuyos objetivos, estoy seguro, indignarán a más de uno
porque ya se sabe que pretende. Ojalá no seamos los huilenses la excepción a la
indignación pues aquí también se “cocinan” hechos que indignan y que no podemos
dejar pasar. ¡Alertas!.
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