FOLCLOR,
FUERZA Y NEGOCIOS
Germán
Palomo García
Aunque
ya no participo directamente de los actos del festival (solo asistí a la
muestra artesanal por interés personal para un trabajo que estoy coordinando)
sí presencié por TV el desfile folclórico como evento icónico del San Pedro. Y
me surgieron muchas inquietudes pues es claro que el concepto folclórico ha
sido desvirtuado por varios factores que nada tienen que ver con este que, por
tratarse del máximo evento de nuestras fiestas, debe mantener su impronta de
arte y folclor autóctonos.
Lo
primero que observé fue la presencia de una muestra del ejército nacional con
uniformes históricos. ¿Qué tiene esto de folclórico? Comentando con un amigo mi
observación, me contó que en el día de los municipios, una semana atrás, la
presencia de la policía, con banda y todo, fue muy notoria. No sé qué objetivo
tiene el día de los municipios pero imagino que fue tomado como una oportunidad
para resaltar la labor de la institución policial tan relacionada con los
municipios. ¿Pero, era el escenario adecuado, al igual que la presencia del
ejército en el máximo desfile? Dudo que lo sea y lo autóctono debe mantenerse a
toda costa. Si nuestras fuerzas armadas quieren mejorar su imagen ante la
comunidad son otras las estrategias a aplicar.
Observé
también que el interés por comercializar el evento, lo cual no está mal como
principio, ha llevado a la presencia de intereses comerciales como la de
automóviles y buses de cierta marca y afiliación que, de nuevo, nada tienen de
folclor. Bienvenido el apoyo económico pero sin sacrificar el folclor. Al
respecto, la queja sobre la venta de los puestos de observación del desfile
produjo una reacción generalizada de los espectadores. Alguna vez sugerí que
las empresas compraran los palcos o tribunas, colocaran la publicidad como
contraprestación y entregaran el acceso gratuito a sus clientes o interesados,
una mejor manera de conciliar finanzas y beneficio popular sin afectar el
folclor. Pero si se ha permitido esta distorsión es claro que el desorden presentado
y que ha sido criticado por expertos nada positivo aporta y desdibuja la muestra
de folclor que todos esperan con ansiedad. Estos lunares deben revisarse y
eliminarse y las organizaciones culturales deben hacerse sentir y considerar el
desfile como suyo. Referentes hay para seguir como el carnaval de Barranquilla
y el de Río de Janeiro. Dinero y folclor no riñen si cada uno hace su papel sin
acabar con el otro.
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