martes, 6 de mayo de 2014

TRAGEDIA SANTA Germán Palomo García

TRAGEDIA SANTA
Germán Palomo García

La semana Santa que acaba de pasar trajo un cúmulo de malas noticias: La partida final de  Gabriel García Márquez, GGM, la trágica desaparición del cantante Cheo Feliciano y la dolorosa muerte del ex - ministro Andrés Uriel Gallego, uno de los denominados ministros estrella del periodo Uribe Vélez. Todos  decidieron dejar la morada terrenal para alcanzar la eterna entre el jueves y el viernes y, dada su indudable influencia en su campo de actividad causaron un profundo impacto en el mundo de las letras, la música y la política. Por supuesto, la noticia bomba y el impacto mayor estuvo a cargo de GGM, el  más universal de todos los colombianos, creador del realismo mágico enmarcado en el mundo de Macondo y por mucho tiempo estaremos escuchando muchas de sus numerosísimas anécdotas “mamagallísticas” que lo caracterizaron en cualquier escenario.
A pesar de estos hechos de los que no pudimos, ni quisimos, sustraernos, en esta Semana Mayor confirmamos que una verdadera tragedia, aunque con diferentes connotaciones, nos sigue acompañando a los opitas: El atraso, cada día más evidente, en la transformación de nuestros escenarios turísticos en productos turísticos sólidos y competitivos. Cada año, por esta época, los que nos visitan, simplemente confirman nuestro retroceso urbanístico en la capital y sus alrededores. Un botón sirve de muestra: Es lamentable que en el comienzo de la ruta Neiva- El Juncal- Palermo, se lea un aviso de advertencia sobre el mal estado de la vía. Y en realidad, en el trayecto comienza el juego de evitar el máximo número de huecos, lo que nos lleva de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. No encuentra uno justificación distinta a la desidia del gobierno nacional por atender esta zona, clave para la actividad turística, pues no se está realizando ninguna obra en la vía. Y llegar a Palermo sí que resulta ingratamente impactante: Un pueblo en obra negra, con vías a medio hacer, polvoriento y desordenado y con un malecón que supuestamente le cambiaría la cara al municipio, que pasa desapercibido y que ya muestra visos de elefante blanco. Será que aún no tenemos conciencia del papel que podemos jugar como destino turístico que poco o nada estamos haciendo para ello? La tragedia, entonces, se vuelve humana. ¡Que tristeza! 

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