INFORMALIDAD
Y TASA DE DESEMPLEO
Germán Palomo García
La reducción de la tasa de
desempleo que volvió a los dos dígitos durante el pasado mes de Enero, 11%,
pero que confirma la tendencia decreciente de los últimos años, debe
contrastarse obligatoriamente con la tasa de informalidad, es decir, con el
empleo que realizan los colombianos por fuera de los mínimos servicios de salud
y prestacionales y, por supuesto sin contrato laboral alguno. Aunque, de
acuerdo con el DANE, la informalidad del país bajó del 68% al 64%, la cifra más
alta de América Latina e incluye, por primera vez, al sector agropecuario que
es el que mayor informalidad presenta. Esta realidad siempre había permanecido
escondida por los datos de informalidad urbana; Pero, para citar un ejemplo, así
como la diferencia en la tasa de desempleo entre Neiva y el Huila es de tres
puntos porcentuales a favor del departamento, la informalidad en el campo es
mayor por cuanto los dedicados a las labores agrícolas y pecuarias no salen al
mercado a solicitar empleo que es el recurso estadístico que utiliza el DANE
para calificar como desempleado al que no lo obtiene. Para un agricultor, su
familia es fuerza de trabajo que le reduce la exigencia de desembolsar pagos a
terceros pero limita el futuro de la misma especialmente en términos
educacionales. Sin embargo, la informalidad se ve más en las calles, andenes y
parques de las ciudades. En Neiva, ahora mismo, estamos presenciando los altos
niveles de informalidad alrededor de la Plaza Cívica por el desplazamiento de
los vendedores informales que insisten en aprovechar el sesgo mental de los
neivanos de creer que aún existe allí la vieja plaza de mercado. Los
separadores de la carrera segunda entre la calle quinta y la octava se han
convertido en la “avenida de los cachipaes” con su color característico en
abierta invasión del espacio público pero, al parecer, aceptada por la
administración municipal como un problema menor. También en la ya tradicional
peatonal de la quinta, la carrera tercera, en fin, el problema que siempre se
plantea erradicar pero que resulta triunfante cada vez.
Celebro, entonces, que
se incluya al sector agropecuario en las estadísticas de la informalidad y se
muestre con amplitud la realidad del empleo, sobre todo en momentos electorales
para que los aspirantes al Congreso conozcan la realidad.
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